La abstracción o atención
selectiva es una de las más comunes distorsiones de la realidad. Aaron Beck, más
Psiquiatra que Psicólogo estadounidense, fue quien la estudió y le puso
nombre, al descubrir los mecanismos en que sus pacientes con depresión
procesaban sus creencias y pensamientos de modo que les afectaban más que a
otras personas funcionalmente sanas.
La atención selectiva es característica
en muchas personas. Psicopatológicas o funcionales, es una característica muy
de la vida moderna y la vemos en muchos ámbitos, como los jefes que sólo
distinguen los errores de sus subordinados y desestiman sus aciertos, o el
novio que no hace más que encontrarle fallas y defectos a su pareja, y se lo
hace saber. Pero hoy quiero indagar más en las envidias y cómo combatirlas para
desarrollar nuestro sentido de libertad mental y emocional.
El
consumismo, el maketing, los medios de comunicación y las redes sociales nos
han empujado mucho a aspirar todo el tiempo a una vida material abundante, con
lujos y excesos, belleza eterna, y en general una vida relajada sin
preocupaciones. Esto genera competitividad entre la gente. Por el coche más
caro, la casa más grande, la ropa más llamativa, el cuerpo más atlético, o en
el caso de las mujeres el más delgado. La mejor vida, la pareja más feliz, los
hijos más listos y hermosos, los viajes más lujosos.
Me quedo sorprendido
frecuentemente por aquellas personas que publican toda su vida en las redes
sociales, a veces desde el desayuno o una foto desde su cama, pasando por todo
lo que hacen en su día, con quienes conviven, con fotos en sus trabajos y oficinas, en el
tráfico y hasta de lo que encuentran en la calle. Mucho con la intención de
obtener likes o comentarios
aprobatorios. A veces lo hacen por diversión y puedo entenderlo (aunque yo creo
que hay cosas más trascendentes que pueden hacer), pero si lo hacen por llamar
la atención pienso que hay muchas carencias que deben de tener para estar
mostrando lo que hacen todo el tiempo.
Hay muchas personas así, pero no
son todas. Mientras tanto, otra muy buena parte de la gente lo que les
sucede es que se dejan llamar su atención por estas personas extrovertidas que
siempre lucen lo mejor que tienen y siempre muestran sus fotos tomadas de su
mejor lado. Se dejan llevar porque muestran que tienen su viaje a otros
continentes, que toman las bebidas más raras, que llevan las vidas más
interesantes, que tienen de compañía a personas muy atractivas del sexo
opuesto. Y surgen envidias y frustraciones, aparecen los wanna be (del inglés "querer ser"), o los falsos modelos a seguir.
Luego resulta que queremos para nosotros vidas y personas que no van con nosotros.
Al principio del post hablaba de
la atención selectiva sin darle una definición concreta. La atención selectiva
es precisamente, prestar atención a detalles selectivamente, ignorando su
contexto, u otras cosas más relevantes que giran en torno de aquello a lo que
prestamos una atención desproporcionada.
Así, miramos la foto de personas
risueñas tomando alcohol en una fiesta, quizás sin saber sus contextos. A lo
mejor algunos tenían problemas en su casa y se salieron para pasar un buen
rato. Otros pudieran están abrumados por las presiones de la oficina y
decidieron tomar para suspender sus problemas un tiempo. Otros lo harán porque
tristemente no encuentran otra cosa que hacer. Otros terminarán por gastar su
sueldo recién ganado en una fiesta de la que sólo ganarán un dolor de cabeza a
la mañana siguiente. Vemos las fotos y pensamos que las vidas de todos son
geniales y perfectas. Esto porque nuestro cerebro suele complementar lo que no
conoce de formas que más les conviene, y en términos aspiracionales tendemos a complementar a como quisiera que fuera la vida propia de manera casi automática.
Cuando vemos a personas en carros
deportivos es fácil sentir envidias si tenemos nuestro foco de control en lo que
vemos fuera. Nunca sabremos si ese coche es producto de una deuda que llevará
años pagar. O si es producto de una gran inseguridad (la falsa creencia de que
deben comprar un coche nuevo para llamar la atención de la gente).
La atención selectiva nos llevará
a evaluar siempre a otros de forma distorsionada. Si tenemos autoestima baja,
podemos llegar a pensar que la mayoría de la gente tiene mejor vida que la
nuestra. Si somos egocentristas y engreídos podemos llegar a despreciar a los
demás, sintiéndonos superiores a muchos, cuando en realidad sólo ocultamos una
serie de crisis internas de identidad y seguridad. Por eso éstos últimos son
los que con más frecuencia los encontramos publicando sus vidas en las redes
sociales.
Reflexiona, desarrolla, y libérate:
Reflexiona, desarrolla, y libérate:
- La mayoría de las personas sacarán lo mejor de ellas, y eso no está mal. Y tu deberías de hacer lo mismo. A nadie le gusta estar escuchando siempre comentarios deprimentes y saber de las quejas y desgracias de otros, eso nos repele, nos aleja, salvo a las amistades más cercanas que están ahí para ayudar en veces.
- La gente necesita aprobación y afecto. Mucha gente encuentra aprobación a través de lucir lo mejor en sus pláticas, o en sus fotos. Tampoco está mal, a menos que caiga en una conducta muy repetitiva. Lo que sí está mal es que terceros caigan en el juego de las envidias o tristezas al ver que otros hacen tal o cual cosa.
- No te claves en lo que hacen otros. Actúa en tu favor, mírate a ti mism@ y toma acciones en seguir mejorando para aspirar a más, sin que eso suponga una frustración, sino un reto.
- Agradece lo que tienes y no siempre aprecias. Si tienes salud, un trabajo estable, una familia completa. Si aún puedes disfrutar de tus padres y/o abuelos, si tienes pareja que te quiera, si tienes amigos que siempre están ahí para ti. Muchas cosas las damos por sentadas o muy simples, pero el día que nos hacen falta las extrañamos y valoramos, y…
- …de lejos lo más normal será ver que a las personas les va “muy bien”. Por lo mismo, de lejos solo mostrarán su mejor lado. Por eso cuando saludamos a la gente que conocemos poco tenemos por protocolo saludar con un “¿cómo estás?” o “¿cómo te va” y casi siempre contestarán con un “bien” aunque no sea verdad. No vale la pena abrumar a otros con historias largas y tristes de las cosas que nos preocupan. Es fácil ver más verde el patio ajeno. Mutuamente pensamos que al otro le va mejor.
Deja de preocuparte, ocúpate mejor en seguirte
desarrollando, llegar más lejos, liberar tus trabas, y alcanzar tus metas. Que
las envidias no te llevan a nada. Amplía
tu visión de las cosas, evita centrarte en temas sin contexto, deja de
enfocarte en lo que otros tienen o no tienen. Verás que andas con más
tranquilidad, y tu pensar y accionar se volverá más productivo.
¡Hasta la próxima!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario