Otro paso más en nuestra búsqueda
hacia la libertad mental que definitivamente puede llevarnos a sentirnos
satisfechos y felices en nuestra vida es aceptarse a uno mismo tal y cómo es,
de manera dinámica. Saber que hoy por hoy tenemos ciertas virtudes que
potenciar, y ciertos defectos que trabajar o disimular nos vuelve de ser
reactivos a ser propositivos, a tomar control sobre nuestras actitudes y
comportamientos, y a encaminarnos en la búsqueda de la excelencia, que, atención
aquí: excelencia no es ser perfecto en la ejecución, sino fluir en los procesos
que vivimos, sorteando los obstáculos y aprendiendo de los errores, que debe
haber, para poder seguir intentando mejorar en nuestro camino.
Hay un refrán popular que aplica bastante para esto y dice que “el que tiene boca se equivoca”, yo lo complementaría con “…y el que no se equivoca es porque nunca habla”. La gente que más avanza, aquellos líderes que vemos y admiramos, cercanos a nosotros, o bien líderes históricos, hay cometido errores en sus respectivos tamaño-escalas. Se exponen, son criticados, y siempre serán cuestionados. Quien no se equivoca no intenta. Lo que sí debería prender focos de alarma en tu sistema es un error recurrente que no corregimos con el tiempo.
Muy seguido me encuentro con personas desmotivadas e infelices en el tema de pareja. Mujeres y hombres con virtudes, que simplemente no encuentran con quien compartir sus días y su tiempo, se dan de topes en el tema de encontrar pareja. Tienen mucho que aportar, pero también mucho que aceptar, y mucho que aprender. En sus diálogos el común denominador es que “buscan a alguien”; buscan características muy específicas en la otra persona, cuando casi siempre lo que necesitan es buscar en ellos mismos, hacer introspección, dejarse de excusas, y aceptar que tienen defectos o áreas de oportunidad, sólo entonces y tras una aceptación auténtica, es que pueden crear apertura para que llegue alguien más a acompañarlos en sus vidas ya en sí enteras, nunca complementarias como si de un accesorio se tratase. Sólo aceptándonos y queriéndonos a nosotros mismos podemos comenzar apenas, a aceptar a otros, nunca al otro lado. Éste concepto liberador nos abre las puertas a nuevos caminos, a dejar entrar a nuestra vida a nuevas personas, pues cuando no hay reflexión de nuestras propias bases, tenemos un concepto falso de lo que buscamos en otros, tendemos a tener levantadas nuestras barreras mentales, con expectativas por los cielos, descartando automáticamente a varias personas con alto potencial.
Aceptarse a sí mismo lo considero un arte porque el ser humano es dinámico y cambiante. Es todo un reto para las personas que viven siempre a las carreras, derrochando grandes cantidades de energía, de agenda apretada y de poco tiempo para detenerse a pensar. Encuentro a veces personas que no han hecho una reflexión seria sobre sí mismos en semanas, meses enteros. Le rehúyen al tema. Temen encontrarse y ya no reconocerse más. La pérdida de la identidad les aterra.
Es todo un drama para las personas con ego elevado. Dentro de una persona que proyecta excesiva confianza en sí misma muchas veces se esconden grandes inseguridades y limitaciones. Descubriendo su inseguridad y desenmascarando su realidad, encuentran que no hay más razón para la altanería y el egoísmo. Reflejarse los libera.
Los tranquilos, pasivos y taciturnos también la pueden tener complicada. Porque con frecuencia creen que se conocen de pies a cabeza, de todas todas. Se sienten en pleno control cuando a veces lo que les falta es que llegue un tercero a cuestionarlos en serio. Entonces se ponen defensivos, y entienden que tienen mucha tela de donde cortar. La autorreflexión sin duda los lleva a la acción.
La tarea que el post de hoy puede dejarte es:
Hay un refrán popular que aplica bastante para esto y dice que “el que tiene boca se equivoca”, yo lo complementaría con “…y el que no se equivoca es porque nunca habla”. La gente que más avanza, aquellos líderes que vemos y admiramos, cercanos a nosotros, o bien líderes históricos, hay cometido errores en sus respectivos tamaño-escalas. Se exponen, son criticados, y siempre serán cuestionados. Quien no se equivoca no intenta. Lo que sí debería prender focos de alarma en tu sistema es un error recurrente que no corregimos con el tiempo.
Muy seguido me encuentro con personas desmotivadas e infelices en el tema de pareja. Mujeres y hombres con virtudes, que simplemente no encuentran con quien compartir sus días y su tiempo, se dan de topes en el tema de encontrar pareja. Tienen mucho que aportar, pero también mucho que aceptar, y mucho que aprender. En sus diálogos el común denominador es que “buscan a alguien”; buscan características muy específicas en la otra persona, cuando casi siempre lo que necesitan es buscar en ellos mismos, hacer introspección, dejarse de excusas, y aceptar que tienen defectos o áreas de oportunidad, sólo entonces y tras una aceptación auténtica, es que pueden crear apertura para que llegue alguien más a acompañarlos en sus vidas ya en sí enteras, nunca complementarias como si de un accesorio se tratase. Sólo aceptándonos y queriéndonos a nosotros mismos podemos comenzar apenas, a aceptar a otros, nunca al otro lado. Éste concepto liberador nos abre las puertas a nuevos caminos, a dejar entrar a nuestra vida a nuevas personas, pues cuando no hay reflexión de nuestras propias bases, tenemos un concepto falso de lo que buscamos en otros, tendemos a tener levantadas nuestras barreras mentales, con expectativas por los cielos, descartando automáticamente a varias personas con alto potencial.
Aceptarse a sí mismo lo considero un arte porque el ser humano es dinámico y cambiante. Es todo un reto para las personas que viven siempre a las carreras, derrochando grandes cantidades de energía, de agenda apretada y de poco tiempo para detenerse a pensar. Encuentro a veces personas que no han hecho una reflexión seria sobre sí mismos en semanas, meses enteros. Le rehúyen al tema. Temen encontrarse y ya no reconocerse más. La pérdida de la identidad les aterra.
Es todo un drama para las personas con ego elevado. Dentro de una persona que proyecta excesiva confianza en sí misma muchas veces se esconden grandes inseguridades y limitaciones. Descubriendo su inseguridad y desenmascarando su realidad, encuentran que no hay más razón para la altanería y el egoísmo. Reflejarse los libera.
Los tranquilos, pasivos y taciturnos también la pueden tener complicada. Porque con frecuencia creen que se conocen de pies a cabeza, de todas todas. Se sienten en pleno control cuando a veces lo que les falta es que llegue un tercero a cuestionarlos en serio. Entonces se ponen defensivos, y entienden que tienen mucha tela de donde cortar. La autorreflexión sin duda los lleva a la acción.
La tarea que el post de hoy puede dejarte es:
- Enlista tus virtudes
- Anota tus defectos, éstos últimos analízalos con gran detalle
- Piensa de dónde crees que tienen su origen. Ésta reflexión puede darte un par de sorpresas
- Luego anota acciones que puedes tomar para minimizar los impactos de tus áreas de oportunidad
- Plantea puntos clave y pasos cortos, léelos en voz alta varias veces.
Próximamente te enseñaré una técnica poderosa e interesante: la capacidad de hablar en pasado cumplido. Ya te explicaré en su momento, ¡muy pronto!
¡Adelante con un excelente fin de
semana!
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